¿Cada cuánto se riega una orquídea phalaenopsis?

Vamos a contarte un secreto para que tus orquídeas phalaenopsis luzcan de cine: El riego. Saber cada cuánto regarlas es más arte que ciencia, y aquí te vamos a dar el chivatazo para que no te pases ni te quedes corto. Resulta que estos bellezones tropicales no son muy amigas del agua en exceso, así que te toca aprender a leer sus señales. ¿Sustrato seco? Este puede ser el momento. Pero ojo, que no es solo echar agua y ya está. Ah, no, no, no... Hay que ser más fino y entender cuándo, cómo y cuánto. Y claro, tampoco es plan de regarlas con la misma frecuencia en invierno que en verano, ¿verdad? Así que, si quieres evitar que tus phalaenopsis se pongan mustias o, peor aún, que les dé por pasar a mejor vida, quédate por aquí y toma nota de los consejillos que tenemos para ti.
Riego adecuado para orquídeas phalaenopsis
Cuando se trata de las orquídeas phalaenopsis, el riego es un arte más que una ciencia. Estas bellezas necesitan que estés atento a sus señales, porque ni les mola el exceso de agua ni la sequía prolongada. Vamos a ver, el truco está en encontrar un punto medio. La clave es regarlas justo cuando el sustrato está a punto de secarse por completo.
Generalmente, esto significa que les darás agua cada 7 a 10 días, pero oye, esto no está escrito en piedra. Todo dependerá de la humedad de tu casa, la temperatura y la estación del año. En verano, con el calorazo, quizás necesiten un sorbo más a menudo, mientras que en invierno, con el fresquete, pueden pasar más tiempo sin beber.
Usa agua a temperatura ambiente y evita que sea dura, que las sales no son buenas compis para ellas. Y ojo, el agua no debe quedarse estancada en la corona o entre las hojas, porque les puede provocar enfermedades. Eso sí, asegúrate de que el agua corra bien por las raíces y drene por los agujeros de la maceta.
Un detalle importante para que no metas la pata: Toca el sustrato con el dedo o utiliza un palito de madera para comprobar la humedad. Si sale seco, es hora de regar. Y recuerda, mejor pecar de prudente con el agua que pasarse, porque a las phalaenopsis les chifla el aire en sus raíces, y el exceso de agua las puede ahogar.
Por cierto, no te olvides de la calidad del agua. Las orquídeas son un poco sibaritas y prefieren agua baja en cal y sin cloro. Si puedes, usa agua de lluvia o filtrada, así te aseguras de que beban lo mejor de lo mejor.
En resumidas cuentas, regar las phalaenopsis no es difícil, pero sí requiere que estés al loro y te adaptes a sus necesidades. ¡Venga, que con un poco de práctica te convertirás en un profesional del riego de estas hermosuras!
Riego adecuado para orquídeas
Las orquídeas Phalaenopsis, esas bellezas delicadas, tienen sus manías también con el agua. No son como tus geranios que aguantan lo que les eches. A estas les gusta un ritmo de riego especial. Primero, controla la humedad de su sustrato, que si está seco, toca regar, pero si aún está húmedo, déjala estar.
Ahora, no te pases echando agua como si no hubiera un mañana. La clave está en regar por inmersión, que consiste en sumergir la base sin que el agua toque las hojas ni el centro de la planta, y dejarla ahí unos 15 minutos o hasta que el sustrato se empape bien. Luego, es súper importante que la dejes escurrir bien, que no quede agua estancada porque si no, adiós raíces.
En invierno, con el frío y menos luz, las orquídeas se relajan y beben menos. Así que reduce la frecuencia de riego a cada 10 o 15 días. Pero en verano, con el calor y más horas de luz, la cosa cambia y puede que necesiten una buena bebida cada 5 a 7 días.
Y ojo con el agua, que sea a temperatura ambiente y si puedes, que no sea muy dura. Si tu grifo echa agua con más cal que el Acueducto de Segovia, mejor usa agua de lluvia o destilada.
Recuerda, la Phalaenopsis no es amiga de los excesos. Si te pasas de riego, las raíces se pudren y la planta sufre. Si te quedas corto, las hojas se arrugan y pierden su brillo. Así que, ojo avizor con la humedad del sustrato y ajusta el riego a las condiciones de tu casa y la estación del año.
Al final, cuidar de una orquídea es como bailar un vals, hay que encontrar el ritmo perfecto y seguirle el paso.
Espero que estos consejos te sirvan para mantener tu phalaenopsis en plena forma. Recuerda, el riego es vital, pero cada planta es un mundo, así que obsérvala y ajústate a sus necesidades. ¡Cuida bien de tu orquídea y disfruta viéndola florecer!
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