Cómo cuidar la planta de la suegra y la nuera

Si te has topado con estas plantas, ya sabes que tienen una fama tremenda por ser resistentes y casi de hierro, pero oye, que no por eso vamos a dejarlas a su aire completamente. Aquí te cuento el secreto para que tus suegras y nueras (o lo que es lo mismo, las sansevierias y las crasas) luzcan de revista. Son plantas que requieren poquita atención, pero con estos trucos van a estar más a gusto que en brazos. Vamos a ello, que verás qué fácil es tenerlas de cine con un poco de cariño y saber hacer.

Índice
  1. Poda de sansevierias: timing perfecto
  2. Ubicación ideal para amarilis

Poda de sansevierias: timing perfecto

Las sansevierias, también conocidas como lengua de suegra o espada de San Jorge, son plantas de lo más agradecidas y de fácil mantenimiento. Sobre la poda, tranqui, no te vuelvas loco buscando la fecha perfecta en el calendario. Estas plantas son duras y resisten bien la poda en cualquier época del año. Aún así, si quieres que la cosa vaya sobre ruedas, mejor ponerte manos a la obra a finales del invierno o principios de la primavera. Es el momento en que la planta se prepara para entrar en su fase de crecimiento más activa.

No obstante, si notas que tu sansevieria tiene hojas dañadas o secas, no esperes a que llegue la primavera para actuar. Córtalas cuando las veas para evitar que se conviertan en un nido de problemas. Y ojo, cuando te pongas a podar, usa herramientas bien afiladas y desinfectadas para hacer cortes limpios y evitar infecciones.

Recuerda que menos es más cuando se trata de podar las sansevierias. Estas plantas crecen de manera vertical y no es necesario recortarlas para estimular su crecimiento. Simplemente quita lo que sobre y verás como la planta sigue su ritmo sin problema.

En el caso de que quieras controlar su tamaño o forma, ahí sí que puedes intervenir un poco más, pero siempre con cuidado de no pasarte. Si te cargas el punto de crecimiento central, la hoja afectada ya no crecerá más. Así que piénsatelo dos veces antes de hacer un corte drástico.

En cuanto a las herramientas, con unas tijeras de podar o un cuchillo bien afilado tendrás más que suficiente. Y una vez termines, no te olvides de regar la planta para ayudarla a recuperarse de la poda. Eso sí, no te pases con el agua que las sansevierias no son muy amigas de los charcos.

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Con estos tips, tu sansevieria seguirá tan guapa como siempre, resistiendo como la gran dama que es, sin importar si la llamas suegra o nuera.

Ubicación ideal para amarilis

Para que tu amarilis florezca a lo grande, hay que pillarle el punto a su ubicación. La clave está en darle luz a raudales, pero ojo, nada de sol directo que le achicharre. Busca un sitio luminoso en casa, que esté como bañado por una luz difusa, ¿sabes? Así las flores se van a abrir de miedo.

Ahora, no te pases con el mimo y la protejas en exceso. Cuando hablamos de temperatura, le va de perlas estar entre 20 y 25 grados, pero tampoco le hace ascos a estar un poco más fresquita por la noche, así que puedes relajarte un poco con eso.

Y aquí un dato de oro: durante la época de crecimiento, el tema del riego es sagrado. Mantén la tierra húmeda, pero sin pasarte, que no queremos ahogarla. Eso sí, cuando la veas dormillete y la planta empiece a estar en reposo, dale un descanso y reduce esos riegos.

En el exterior, las amarilis también pueden ser la envidia del vecindario, pero recuerda que las heladas son su criptonita. Si vives en un sitio con un clima que se vuelve loco y te sorprende con fríos de esos que calan hasta los huesos, mejor déjala dentro, que estará más calentita.

Por último, que no se te olvide que esta planta es un poco diva y necesita su espacio. No la agobies con otras plantas demasiado cerca, que a la amarilis le gusta lucirse sin competencia alrededor.

Espero que estos consejillos os sirvan para que vuestras plantas de la suegra y la nuera crezcan tan felices como una familia en domingo. Cualquier duda, ya sabéis dónde encontrarme. ¡A darle amor a esas macetas! Ah, y no olvidéis regarlas con la misma sonrisa con la que os despedís de vuestras visitas. ¡Un abrazo!

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