Cómo cuidar las orquídeas dentro de la casa

Si te has lanzado a la aventura de tener orquídeas en casa y no sabes ni por dónde empezar, tranqui, aquí te traigo unos consejillos para que esas bellezas tropicales se sientan como en su hábitat natural. No hace falta ser un experto para mantener las orquídeas felices, con un poco de mimo y sabiendo qué les va bien, te convertirás en un crack de estas plantas. La clave está en la luz, el riego y el ambiente que les damos. Así que dale un repaso a estas pautas y prepárate para disfrutar de sus impresionantes flores mucho tiempo.

Índice
  1. ¿Cuántas veces se deben regar las orquídeas?
  2. Conservar orquídeas en casa fácilmente
  3. Cuidados clave para la supervivencia de la orquídea

¿Cuántas veces se deben regar las orquídeas?

Las orquídeas son como esos colegas caprichosos que no quieren ni demasiado mimo ni ser ignorados. La regla de oro aquí es observar y actuar según lo que te muestren. Pero para no ir a ciegas, hay pautas que suelen funcionar bien con la mayoría de las variedades domésticas.

Normalmente, deberías regarlas una vez por semana en invierno y dos veces en verano. Claro que, si tu casa es más bien un horno o un iglú, ajusta la frecuencia de riego. Lo que buscas es que el sustrato se seque entre riegos, pero ojo, que seco no significa que se convierta en el Sahara. Toca la tierra, si está húmeda, espera un poco más antes de volver a regar.

Es fundamental tener en cuenta el tipo de orquídea que tienes porque no todas beben igual. Por ejemplo, las Phalaenopsis, que son muy comunes, prefieren tener sus raíces en un sustrato ligeramente húmedo. En cambio, las Cattleyas y las Dendrobiums se llevan mejor con periodos de sequía.

Y un truquito: si no estás seguro de cuándo regar, echa un ojo a las raíces. Si están verdes, es que todavía tienen agua. Si van tirando a blanco o grisáceo, es hora de darles un trago. Además, siempre regar por la mañana, que así les das tiempo de secarse antes de que caiga la noche y evitas que el frío les haga una mala jugada.

Recuerda que el exceso de agua es peor que la falta de ella. Si te pasas regando, las raíces se pueden pudrir, y ya me contarás cómo haces para explicarle a tu orquídea que se ahogó en su propio piso. Mejor ir con tiento y, si estás en duda, espera un día más. Es más fácil recuperar una orquídea sedienta que una anegada.

Si te animas a mimar a tus orquídeas con la cantidad justa de agua, verás cómo te lo agradecen con floraciones que son una pasada. ¡Estate atento a sus señales y serás el mejor colega de tus plantas!

Conservar orquídeas en casa fácilmente

Si te has hecho con una orquídea y quieres que se quede contigo mucho tiempo, hay algunas cosillas que tienes que tener en cuenta. Estas plantas son un poco especialitas con sus cuidados, pero nada que no puedas manejar. Lo primero es lo primero: La luz. Les va de lujo un sitio luminoso, pero ojo, nada de sol directo que les puede quemar las hojas.

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El riego, ese eterno dilema. Con las orquídeas, menos es más. Prefieren estar ligeramente húmedas, pero nunca encharcadas. Si te pasas con el agua, les entra un bajón que no veas. Espera a que el sustrato esté seco al tacto antes de darles otro chapuzón.

¿Habías pensado en la humedad? Pues es clave. Estas bellezas se pirran por un ambiente húmedo. Si tu casa es más bien seca, pon su maceta sobre una bandeja con guijarros y agua, pero que no toquen la raíz. Así, al evaporarse, le dan a tu orquídea la humedad que necesita sin ahogarla.

El tema del abono también es importante. Las orquídeas no son muy tragaldabas, así que con fertilizarlas cada dos semanas en época de crecimiento y una vez al mes cuando están más quietecitas, tienen suficiente. Usa un abono específico para orquídeas, que es como darles un menú gourmet.

No te olvides de la maceta. Las orquídeas son unas exhibicionistas y les encanta que sus raíces se luzcan. Por eso, una maceta transparente es perfecta para ellas. Además, así puedes controlar mejor la humedad y el estado de las raíces. Y cuando veas que se les queda pequeña o que el sustrato está más viejo que Matusalén, no te cortes en trasplantarlas.

Con un poco de mimo y siguiendo estos consejos, vas a tener unas orquídeas en casa que serán la envidia del vecindario. Y lo mejor de todo, sin complicarte la vida.

Cuidados clave para la supervivencia de la orquídea

Si tienes una orquídea en casa, ya sabrás que no es cualquier planta. Necesita mimos especiales. Vamos a ver qué puedes hacer para que no solo sobreviva, sino que se sienta como en su hábitat natural y te regale esas flores que quitan el hipo.

Lo primero es la luz. A las orquídeas les chifla la luz natural, pero ojo, nada de sol directo que les puede quemar las hojas. Busca un sitio luminoso, pero donde los rayos del sol no sean directos, como cerca de una ventana que tenga cortina translúcida.

El riego es otro cantar. La regla de oro es no ahogarlas. Espera a que el sustrato esté casi seco entre riego y riego. Para saberlo, mete un dedo en la tierra, si sale prácticamente limpio, es hora de regar. Y por favor, evita el agua del grifo si es muy dura; mejor usa agua de lluvia o destilada.

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La humedad es su ambiente natural. No les mola el seco ambiente de muchas casas, así que puedes poner un plato con agua y piedras debajo de la maceta para que, al evaporarse, le dé ese ambiente húmedo que busca. Eso sí, que la maceta no toque el agua directamente, que no queremos pies mojados.

En cuanto al abono, menos es más. Con una vez al mes en temporada de crecimiento es suficiente. Busca uno especial para orquídeas y sigue las instrucciones al pie de la letra.

Por último, el tema del trasplante. No es algo que les haga mucha gracia, así que solo trasplanta cuando veas que las raíces se salen por la maceta o el sustrato esté degradado. Eso sí, usa sustrato especial para orquídeas y una maceta un poco más grande, que tenga buen drenaje.

Con estas pautas, tus orquídeas estarán más a gusto que en brazos. Y recuerda, si empiezan a florecer, es que lo estás haciendo de miedo.

Espero que estos consejos te ayuden a tener tus orquídeas radiantes. Cualquier duda, ya sabes dónde encontrarme. ¡Suerte con esas bellezas!

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