Cómo cuidar los geranios para que florezcan

¿Quieres que tus geranios sean la envidia del vecindario? Pues atento, porque aquí vamos a contarte los truquillos para que tus plantas no solo vivan, sino que se pongan espectaculares. Y no es para menos, con esos colores tan vivos y esas flores que alegran hasta el día más gris, los geranios se merecen todo nuestro mimo. Pero, ¿cómo conseguir que florezcan a lo grande? Desde elegir el sitio adecuado para plantarlos hasta los secretos del riego y el abono, te lo voy a contar todo. Así que prepárate, porque tus geranios están a punto de convertirse en el centro de todas las miradas.

Riego semanal de geranios

Para que tus geranios estén de cine y llenos de flores, es clave darles el agua que necesitan, ni más ni menos. Estas plantas no son muy amigas del exceso de agua, así que es importante no pasarse. En temporada de crecimiento, con el calorcito primaveral y veraniego, un riego semanal suele ser suficiente. Pero oye, que lo de "semanal" no es un mandamiento; si ves que la tierra está todavía húmeda, espera un poco más antes de regar otra vez.

Y hablando de la cantidad, echa un agua generosa pero sin encharcar. Un buen riego profundo animará a las raíces a crecer hacia abajo, buscando la humedad. Esto las hará más fuertes y resistentes. Si te pasas y el agua se estanca, las raíces de tus geranios pueden acabar pudriéndose, y eso no queremos.

Si tienes tus geranios en macetas, asegúrate de que tienen buenos agujeros de drenaje. Así el agua sobrante puede largarse tranquilamente y no se quedará dando la lata a las raíces.

En invierno, la cosa cambia. Los geranios entran en modo perezoso y no necesitan tanta agua. Reduce el riego y dale solo cuando toque, que será cuando la tierra esté seca al tacto. Y nada de agua en las hojas, que no les mola nada y puede favorecer la aparición de hongos.

Recuerda que el riego dependerá también de dónde tengas los geranios y del clima de tu zona. Si hace un calor que pela o tienes los geranios a pleno sol, igual necesitan un extra de agua. Pero si el tiempo está más fresco o tus plantas están en la sombra, igual con un riego cada diez días tienen de sobra.

Así que ajusta el riego observando tus geranios y las condiciones en las que están, y seguro que tendrás un balcón o jardín flipante lleno de color y vida.

¿Cómo se deben regar los geranios?

Para que los geranios se desarrollen bien y nos regalen una explosión de color, es crucial darles la cantidad justa de agua. Estas plantas no son muy amigas del exceso de humedad, así que riega cuando el sustrato esté seco al tacto. Un truco es meter un dedo en la tierra; si los primeros centímetros están secos, va siendo hora de regar.

No te pases con la cantidad de agua. Si tienes los geranios en maceta, asegúrate de que esta tenga buen drenaje para evitar que el agua se acumule en la base y pueda provocar pudriciones en las raíces. En época de calor, lo ideal es regarlos por la mañana temprano o al caer la tarde, evitando las horas donde el sol pega más fuerte y el agua se evapora a velocidad de vértigo.

Durante el invierno, reduce la frecuencia de riego ya que los geranios entran en un periodo de menor actividad. A ellos les gusta la moderación, así que si te pasas, pueden aparecer hongos y otras enfermedades no muy agradables. Aprende a escuchar a tus geranios, ellos te dirán cuándo tienen sed.

• Regar cuando el sustrato esté seco: Toca la tierra, si está seca, adelante.
• Buen drenaje: Fundamental para evitar encharcamientos.
• Evitar las horas de sol fuerte: Prefiere la mañana o el atardecer.
• Menos agua en invierno: No están tan activos, no necesitan tanto.

Recuerda, la clave está en el equilibrio. Ni secos como el desierto ni ahogados como en un monzón. Dale a tus geranios el agua que necesitan y disfrutarás de su belleza por mucho tiempo.

Espero que estos consejillos os sirvan para tener geranios que sean la envidia del vecindario. Recordad, un poco de mimo y atención y tendréis unas floraciones espectaculares. ¡Gracias por leer! Ah, y si tenéis alguna duda, aquí estaré para echaros una mano. ¡Un saludo!