¿Cuántos kilos de abono se le echa a un olivo?

Te has preguntado alguna vez mientras mirabas tu olivo, ese compañero fiel que te regala sus frutos año tras año, ¿cuánto abono necesita para estar en su mejor forma? Pues aquí vamos a desgranar ese misterio. No es cosa de echar a ojo y esperar a ver qué pasa; dar con la cantidad justa es clave para que tu árbol se desarrolle fuerte y sano. Y no solo eso, también influye en la calidad de las aceitunas que luego, si te animas, convertirás en ese oro líquido que es el aceite de oliva. Así que vamos a meter las manos en la tierra y a descubrir juntos cuánto abono le viene bien a ese olivo que tanto cuidas.
Abono por olivo: Cantidad necesaria
Vale, hablar de abonar olivos es un tema interesante y, para empezar, es importante decir que cada olivo es un mundo. Aunque, si buscas una regla general, te diría que depende mucho del tamaño del árbol, la edad, el suelo donde esté plantado y cómo ha sido la cosecha anterior. Pero no te preocupes, que te voy a dar unas pautas para que no te pierdas.
Un olivo adulto y en plena producción suele necesitar alrededor de 1 a 1,5 kilos de abono NPK (nitrógeno, fósforo y potasio) por año. Claro, esto es solo una aproximación, porque hay que ajustar la cantidad al análisis del suelo y al follaje. Vamos, que si no quieres ir a ciegas, lo mejor es hacer unos análisis de vez en cuando.
- Si el olivo es joven y está en crecimiento, con unos 500 gramos de abono complejo al año tienes más que suficiente.
- Para los olivos en producción, incrementa la cantidad progresivamente desde 1 kilo hasta los 1,5 kilos que te comentaba, siempre fijándote en cómo responde el árbol.
- Y si hablamos de olivos viejos o centenarios, estos pueden requerir una dosis más alta, llegando a los 2 kilos, porque suelen tener un sistema radicular más extendido.
Ahora, una cosa que no puedes olvidar es el momento de aplicación. Lo ideal es dividir el abono en dos: Una parte en invierno, antes de la brotación, y la otra en primavera, después de la floración. Así el olivo tiene nutrientes en los momentos clave.
Recuerda que no solo es echar abono y ya. La riega después de aplicarlo es fundamental para que los nutrientes se filtren bien en la tierra y lleguen a las raíces. Sin agua, por mucho abono que pongas, el olivo no va a poder aprovecharlo.
Y nada, que si te pasas con el abono, puedes quemar las raíces o provocar un crecimiento excesivo y descontrolado. Así que mejor ir poco a poco y observar cómo se desarrolla tu olivo.
¿Cuándo se le echa el abono a los olivos?
Para que los olivos crezcan fuertes y den una buena cosecha, hay que estar atentos al calendario de abonado. Normalmente, se abonan en dos momentos clave del año. Primero, se hace al final del invierno, entre febrero y marzo. Así le das al olivo los nutrientes necesarios para el inicio de la primavera, que es cuando empieza a despertarse y necesita más energía para florecer.
Luego, hay que darle otro empujoncito en otoño, entre octubre y noviembre, para prepararlo para el invierno. Esto ayuda a fortalecer las raíces y a que el árbol tenga reservas para aguantar el frío.
Recuerda que no es solo el cuándo, sino también el cómo. No te pases con las cantidades porque puedes quemar las raíces, y distribuye el abono de manera uniforme alrededor del olivo, sin amontonarlo contra el tronco. Mejor echarlo en el área de goteo, que es donde están las raíces que más absorben.
Y si ves que el olivo está especialmente debilucho o que la cosecha fue muy pobre, igual es buena idea hacer un análisis de suelo para ajustar el tipo y la cantidad de abono a lo que realmente necesita el árbol. Así no tiras el dinero ni el esfuerzo y tus olivos te lo agradecerán con creces.
No hay una regla fija para todos los olivos, porque depende mucho del clima, el tipo de suelo y cómo ha ido la cosecha. Pero con estas pautas, vas a tener una buena base para empezar.
Mejor abono para olivos
Cuando hablamos de nutrir a los olivos, hay que pensar en equilibrio y calidad. No todos los abonos son iguales, y cada olivo puede tener necesidades distintas según el suelo, clima, fase de crecimiento y producción. Por norma general, un buen abono para olivos debería tener un contenido equilibrado de nitrógeno, fósforo y potasio, conocido como NPK. Además, los micronutrientes como el magnesio y el boro son fundamentales para un desarrollo óptimo.
Una opción muy popular es el uso de abonos orgánicos, como el compost o el estiércol bien descompuesto, que aportan materia orgánica y mejoran la estructura del suelo. En cuanto a abonos químicos, se suelen recomendar los de liberación lenta para evitar que el nitrógeno se lave y no aproveche el olivo.
La dosis exacta puede variar, pero una regla común es aplicar entre 1 y 2 kg de abono por cada cm de diámetro de tronco. Eso sí, siempre mejor pecar de prudente y ajustar según la respuesta del árbol y las recomendaciones de análisis de suelo.
Recuerda que el exceso de abono puede ser tan perjudicial como la falta del mismo, provocando desde quemaduras en las raíces hasta un crecimiento descontrolado que afecta a la producción y calidad del fruto. Por eso, es clave observar cómo responde tu olivo y hacer ajustes cuando sea necesario.
Espero que te haya servido la info sobre el abono para tus olivos. Si le das el mimo que necesitan, seguro que tendrás una cosecha de escándalo. Cualquier duda que te surja, aquí me tienes para echarte una mano. ¡Cuídate y al lío con esos olivos!

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