¿La planta de fresa es de sol o de sombra?

Te has preguntado alguna vez mientras te rascabas la cabeza, ¿dónde narices planto estas deliciosas fresas? Pues, si estás pensando en darle un homenaje a tu paladar cultivando estas rojas delicias, déjame contarte un secreto: El sol es su mejor colega, pero ojo, tampoco se trata de dejarlas achicharrándose todo el día. Las fresas necesitan un buen meneo de sol, pero también son un poco divas y no quieren un bronceado de más. Vamos a desgranar qué cantidad de luz les va de perlas y cómo pueden llegar a producir frutos que te harán la boca agua. Y sí, también hablaremos de la sombra, que tiene su papel en este tinglado.

Índice
  1. Ubicación ideal para plantas de fresa
  2. Cuidados básicos para plantas de fresa
  3. Riego adecuado para fresas

Ubicación ideal para plantas de fresa

Las fresas son un cultivo que, para sacarles el máximo partido, necesitan un sitio que cumpla con ciertas condiciones. Vamos a hablar de luz, temperatura y protección para que tus fresas crezcan de maravilla.

Antes de nada, ten en cuenta que las fresas son amantes del sol. Necesitan una buena dosis de luz directa, así que busca un lugar donde puedan disfrutar de unas 6 a 10 horas de sol al día. Eso sí, en zonas muy cálidas, donde el sol aprieta de lo lindo, agradecerán algo de sombra durante las horas más fuertes para no achicharrarse.

En cuanto a la temperatura, buscan un equilibrio. Les va de perlas un rango que oscile entre los 10 y 30 grados centígrados. Así que si ves que el termómetro sube más de la cuenta, busca formas de darles un respiro porque si no, las fresas se estresarán y eso no es bueno ni para ellas ni para tus futuras meriendas.

Ah, y otro punto importante es protegerlas de vientos fuertes y heladas. Si vives en un lugar donde el tiempo es más cambiante que los números del bingo, considera poner un túnel alto o una malla que las cuide de esos cambios bruscos.

Y no olvides el suelo. A las fresas les mola un terreno bien drenado, que no se encharque. Piensa en ellas como si fueran esquiadoras; les gusta la nieve, pero no quieren quedarse atrapadas en una avalancha de agua.

Si tienes que optar por macetas o contenedores, pues no te queda otra, elige unos que sean amplios, para que las raíces tengan su espacio, y asegúrate de que el sitio donde los coloques no sea un horno ni un congelador.

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Recuerda que unas fresas felices son sinónimo de una cosecha abundante y deliciosa. Así que mimarlas con la ubicación adecuada es un paso crucial. ¿Qué más quieres que te diga? Al final, si les das el sol, el espacio y el mimo que necesitan, te lo agradecerán con frutos que son una auténtica delicia.

Cuidados básicos para plantas de fresa

Si estás pensando en tener fresas en tu huerto o terraza, hay unas cosillas que debes saber para que tus plantas crezcan felices y te den frutos que sean una delicia. Las fresas no son demasiado exigentes, pero sí agradecidas si le das lo que necesitan.

Para empezar, la luz es crucial. A las fresas les mola el sol, pero tampoco es que quieran estar a plomo todo el día. Buscan un equilibrio, así que un sitio donde tengan luz directa unas horas y sombrita otras es ideal. Si estamos hablando de clima muy cálido, protegerlas un poco más del solazo no viene mal.

La tierra tiene que estar bien drenada porque a las fresas no les gusta nada tener los pies encharcados. Un buen sustrato rico en materia orgánica les viene de perlas. Además, asegúrate de que el pH esté entre 5,5 y 6,5 para que estén en su salsa.

El riego es otro tema importante. Tienes que ser constante pero sin pasarte. Es decir, mantén la tierra húmeda pero no encharcada. En tiempos de más calor, posiblemente necesiten un poco más de agua, pero siempre con ojo para no ahogarlas.

Cuando se trata de abono, a las fresas les va bien un aporte extra de nutrición. Un fertilizante rico en potasio les ayudará a sacar adelante esos frutos jugosos que tanto nos gustan. Eso sí, no te pases con el nitrógeno que si no, tendrás más hojas que frutos.

No olvides que las fresas son golosas para los bichos y enfermedades. Mantén un ojo avizor para actuar rápido si ves que algo raro pasa. Utilizar métodos de control biológico es una buena opción para mantener a raya a los invasores sin dañar el medio ambiente.

Y ya que estamos, no te olvides de renovar las plantas cada cierto tiempo, porque después de unos años, van perdiendo fuerza y no producen tanto. Reemplazarlas o renovarlas cada 3 o 4 años es una buena táctica para mantener tu cultivo en su punto.

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Recuerda que cuidar bien de tus plantas de fresa no solo te garantiza una buena cosecha, sino también el placer de disfrutar de un fruto fresco y natural cultivado por ti mismo.

Riego adecuado para fresas

Las fresas son un poco delicadas y quieren que las trates bien, especialmente cuando hablamos de regarlas. No te pases ni te quedes corto, la clave está en la moderación. Empezarás con un riego abundante cuando acabas de plantarlas, eso les ayuda a asentarse. Luego, mantenlas con la tierra húmeda pero sin llegar a encharcarlas, que no les gusta nada tener los pies mojados por mucho tiempo.

En la época de crecimiento, las fresas piden un poco más de agua, sobre todo si el calor aprieta. Pero ojo, siempre riega a la base, evita mojar las hojas y las frutas para no invitar a los hongos a la fiesta. Si tienes un sistema de riego por goteo, lo estás haciendo de lujo, porque así le das el agua justa y donde realmente lo necesita.

En verano, no te olvides de ellas, porque con el solazo que pega, las fresas pueden deshidratarse y eso sería una pena. Riega por la mañana o por la tarde, cuando el sol no pega tan fuerte, así el agua se aprovecha mejor y las plantas lo agradecen.

Si ves que las hojas se ponen mustias o la tierra está seca al tacto, es hora de darles un buen sorbo. Pero tampoco te pases, porque si la tierra está siempre empapada, las raíces se pueden pudrir. Y recuerda, en invierno, las fresas no beben tanto, así que reduce la frecuencia de riego.

Un truco para saber si tus fresas necesitan agua es meter el dedo en la tierra unos centímetros. Si sientes humedad, puedes esperar un poco más; si está seca, es el momento de regar. Asi de sencillo.

Así que ya sabes, regar las fresas es un equilibrio entre no ahogarlas y no dejarlas sedientas. Un buen riego por la base, evitando encharcamientos y ajustando la cantidad según la época del año, es la receta para tener unas fresas felices y sabrosas.

Espero que os haya quedado claro que las fresas prefieren el sol, pero sin pasarse. Un poco de sombrita no les viene mal, sobre todo en las horas de más calor. Cuidadlas bien y os recompensarán con frutos deliciosos. ¡Gracias por leer! ¡Nos leemos!

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