¿Las orquídeas son de interior o exterior?

Si te has topado alguna vez con una orquídea, seguro que te has quedado pillado con su belleza. Pero aquí viene la gran pregunta, ¿son estas bellezas tropicales más de estar en el salón de tu casa o preferirán tomar el solillo afuera? La cosa no es tan sencilla, y te voy a contar por qué. Las orquídeas son un mundo aparte, con miles de especies que tienen sus propios caprichos. Algunas se pirran por la sombrita y la humedad de tu baño, mientras que otras aguantan como campeonas en tu balcón. Así que vamos a desentrañar este misterio, para que sepas dónde va a ser más feliz tu orquídea, ¡y no metas la pata!
Ubicación ideal para orquídeas
Las orquídeas tienen fama de ser algo quisquillosas, pero con el sitio adecuado, crecerán que es un gusto. Lo primero, busca un lugar con buena luz, pero ojo, que no les dé el sol directo que las achicharraría. Aman la luz filtrada, como la de una ventana orientada al este o al oeste. Si tienes ventanas al sur, usa cortinas para tamizar los rayos.
En cuanto a la temperatura, lo suyo es que no les dé ni un frío que las deje tiesas ni un calor que las sofique. Necesitan un ambiente templado, con unos 15-25 ºC durante el día y algo más fresquito por la noche. Si ves que en tu casa hay mucha variación de temperatura, busca un sitio más estable para ellas.
La humedad también es clave. A estas bellezas les encanta un ambiente húmedo, pero sin pasarse. Si tu casa es más bien seca, un humidificador cerca o un platito con agua y piedras debajo de la maceta pueden hacer maravillas.
Y no te olvides de la circulación de aire. Un sitio con buena ventilación las mantendrá alejadas de enfermedades y plagas, pero evita corrientes fuertes directas que las pueden estresar.
En el tema del riego, la ubicación influye. Si está más seca la zona, tocará regar más a menudo, pero sin pasarse. La tierra debe secarse entre riegos, así que usa tu dedo para probar la humedad antes de darles agua.
Y si hablamos de trasladarlas fuera, hazlo con cuidado. En los meses cálidos, pueden disfrutar del aire libre, pero siempre que no las asolee directamente el sol o las corrientes fuertes. Y, claro está, antes de que el fresquete del otoño haga su entrada, tráelas de vuelta a casa.
Y recuerda, cada orquídea es un mundo, así que obsérvalas y ajusta su ubicación según veas cómo responden.
Riego correcto para orquídeas
Las orquídeas tienen fama de ser un poco demandantes en cuanto a sus cuidados, pero una vez que pillas el truco, es pan comido. La clave está en mimarlas con la cantidad justa de agua. Ni un chaparrón ni un goteo, hay que encontrar el equilibrio perfecto.
Primero, olvídate de regarlas por horario. Estas bellezas prefieren que las observes y atiendas a sus necesidades. Sus raíces aéreas son la pista. Si las ves de un verde brillante, es que están bien hidratadas. Ahora, si tiran a blanquecinas, pues es hora de darles un poco de agua.
Usa agua a temperatura ambiente; nada de agua fría que las deje tiritando. Y ojo con el agua del grifo si es muy dura, mejor filtrada o embotellada para evitar que los minerales se acumulen y acaben fastidiando las raíces. Un buen riego sería cada 7 o 10 días, aunque esto puede variar según la humedad de tu casa y la estación del año. Eso sí, asegúrate de que el agua drena completamente, porque estas señoritas detestan tener los "pies" encharcados.
Si tu orquídea vive en una maceta con buen drenaje, riégala bajo el grifo y deja que el agua fluya libremente por los agujeros durante un minuto. Luego, deja que escurra bien antes de devolverla a su sitio. Si tiene plato debajo, no dejes que se acumule agua ahí.
Otra técnica que va de maravilla es el remojo. Mete la maceta en un recipiente con agua y déjala por unos 15 minutos para que las raíces absorban lo que necesiten. Después, escurre bien y a su lugar de nuevo.
No te pases con la frecuencia y ten cuidado de no mojar las hojas ni las flores, porque no les sienta nada bien y pueden acabar en hongos o enfermedades. Si tu orquídea está en el exterior, procura que esté protegida de la lluvia directa. Y si está dentro, recuerda que la calefacción o el aire acondicionado pueden cambiar sus necesidades de riego.
Observa, atiende y adapta el riego a la vida de tu orquídea, y verás cómo te lo agradecerá con flores espectaculares.
Cuidado de orquídeas en maceta
Si has caído en las redes de las orquídeas, ya sabrás que son un espectáculo de colores y formas. Pero tranqui, que tenerlas preciosas en casa no es tan complicado. Eso sí, necesitan mimos específicos. Lo primero es escoger una maceta adecuada. Muchas orquídeas vienen en macetas transparentes por una razón de peso: sus raíces necesitan luz. Además, asegúrate de que tenga buen drenaje para evitar que se encharquen.
El sustrato es otro punto clave. Nada de tierra común de jardín; estas bellezas prefieren mezclas específicas que puedes encontrar en cualquier centro de jardinería. Busca una que tenga corteza de pino, carbón vegetal y musgo sphagnum. Y ojo con el riego, porque aquí es fácil pasarse. Riega solo cuando el sustrato esté seco al tacto. Sí, es mejor pecar de secano que de inundaciones.
La luz es como su chuche favorita, pero ojo, no la del sol directo que las puede quemar. Busca un sitio luminoso pero donde el sol no les dé directamente. Si tus orquídeas están de morros y no florecen, quizás necesitan más luz. Y en cuanto a la temperatura, lo suyo es estar entre los 15 y 25 grados. Nada de cambios bruscos que las estresan.
En el tema de la alimentación, las orquídeas no son muy tragaldabas, pero agradecen su chutecito de nutrientes. Un fertilizante específico para orquídeas una vez al mes en época de crecimiento las mantendrá contentas. Y si ves que le salen hijos (keikis), puedes separarlos cuando tengan sus propias raíces y empezar tu propia saga de orquídeas.
Recuerda que cada orquídea es un mundo y lo que le va de perlas a una puede que no le siente tan bien a otra. Así que observa, aprende de tu planta y ajusta los cuidados a lo que te vaya pidiendo. Eso sí, nunca está de más preguntar a alguien con experiencia si tienes dudas. ¡Disfruta de tu trocito de selva en casa!
¡Espero que ahora tengas claro si tu orquídea prefiere el calor del hogar o el abrazo del jardín! Cualquier duda, ya sabes, ¡búscame por aquí! Gracias por leer, ¡un abrazo!
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