¿Para qué sirve el cobre en las plantas?

Metiendo las manos en la tierra, nos hemos topado con un compinche silencioso pero vital para nuestras verdes amigas: El cobre. Este microelemento es un pedazo de la vida secreta de las plantas que a menudo pasa desapercibido. No es de esos nutrientes que se llevan todos los focos, como el nitrógeno o el potasio, pero oye, el cobre se las apaña para ser esencial en un montón de procesos clave. Desde la fotosíntesis hasta el fortalecimiento de tejidos, este metal se encarga de que las plantas se mantengan fuertes y saludables. Así que si notas que tus plantas no están echando raíces como deberían o las ves un poco pálidas, igual es momento de charlar sobre cómo el cobre puede echar una mano. Vamos a desentrañar el misterio detrás de este elemento y cómo asegurarnos de que nuestras plantas no pasen ni pizca de hambre.

Índice
  1. ¿Qué plagas controla el cobre?
  2. Fumigación con cobre: El momento ideal
  3. Aplicación de cobre en plantas

¿Qué plagas controla el cobre?

El cobre, ese compañero de batalla en nuestros jardines y cultivos, no solo es un aliado para prevenir enfermedades fungosas, sino que también se las arregla para mantener a raya a ciertas plagas. A ver, no es que sea el superhéroe de los pesticidas, pero tiene su toque. Usamos compuestos de cobre, como el caldo bordelés o los fungicidas a base de cobre, y mira que son efectivos contra una serie de invasores no deseados.

En la línea de frente, el cobre se enfrenta a enemigos como las bacterias patógenas, que pueden causar un buen lío en nuestras plantas. Por ejemplo, el fuego bacteriano en manzanos y perales, que intenta arruinar la cosecha, o la temida mancha bacteriana en tomates y pimientos. ¡Pero con cobre, tienen menos oportunidad de causar estragos!

Aparte de las bacterias, hay hongos que tampoco pueden con el poder del cobre. Te hablo de cosas como el mildiu, que ataca a la vid, o la antracnosis, un dolor de cabeza para los que cultivamos frutales y legumbres. Y no olvidemos al roya, que con sus manchitas naranjas, parece que quiere estropear todo lo que toca.

Ahora, no todo es color de rosa. Ojo, que el cobre es pesado y puede acumularse en el suelo, así que hay que usarlo con cabeza y no pasarse. Vamos, que si vas a aplicar, hazlo siguiendo las dosis y momentos recomendados, que es por el bien de tus plantas y del medio ambiente.

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Para rematar, no esperes que el cobre te libre de plagas como insectos o ácaros. Aquí no, para eso necesitarás otro plan de ataque. Pero en lo que respecta a prevenir y controlar ciertas enfermedades causadas por hongos y bacterias, el cobre es un elemento a considerar en tu arsenal de defensa del jardín.

Así que ya sabes, si ves que tus plantas empiezan a mostrar signos de enfermedad y sabes que por ahí ronda algo de lo que te he contado, piensa en el cobre. Pero, por favor, siempre con precaución y respetando las recomendaciones de uso, que no queremos a ningún jardinero metido en líos por pasarse de generoso con el metal.

Fumigación con cobre: El momento ideal

El cobre es un aliado de peso en la lucha contra diversas enfermedades fúngicas y bacterianas de las plantas. Para sacarle el máximo partido, hay que tener en cuenta el timing. Vamos, que no es solo cuestión de echar y ya está, sino de elegir el momento perfecto.

La fumigación con cobre la debes hacer preferentemente en otoño o primavera, cuando las temperaturas no son ni muy altas ni muy bajas. El cobre actúa mejor cuando no tiene que lidiar con los extremos. Justo antes de la brotación es un momento estrella para proteger a tus plantas ya que, en esta fase, son más vulnerables a los ataques.

No te pases con la fumigación en pleno verano o en un invierno con heladas, ya que el cobre puede ser más tóxico para las plantas si las condiciones son muy duras. Además, si llueve después de aplicarlo, tocará repetir la fumigación, ya que el agua se lleva por delante la protección.

Las dosis y la frecuencia dependen del tipo de cultivo y de la plaga o enfermedad que quieras prevenir o tratar. Lee bien las instrucciones del producto que uses, que cada uno tiene su aquel.

Y recuerda, aunque el cobre es menos dañino que otros químicos, no dejes de protegerte cuando lo uses. Guantes, mascarilla y gafas no están de más. Trabaja seguro que las plantas no te van a dar las gracias, pero tu salud sí.

Ni antes ni después, justo cuando toca.

Aplicación de cobre en plantas

El cobre es clave para el crecimiento de las plantas, pero hay que tener tino con la cantidad porque, como bien sabrás, el exceso es tan malo como la escasez. Este elemento se usa principalmente como fungicida y bactericida, ¿sabías que es uno de los tratamientos más antiguos en la agricultura?

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Para que te hagas una idea, el cobre participa en la fotosíntesis, la respiración y la formación de lignina en las plantas. Vamos, que sin él, nuestras plantas no estarían ni la mitad de sanas. Además, te cuento que influye en la tolerancia al estrés, por lo que es un buen aliado para esas épocas de altas temperaturas o sequía.

La forma de aplicarlo varía, pero principalmente se usa en forma de sales de cobre, como el sulfato de cobre o caldo bordelés. Estos compuestos se esparcen sobre el follaje para prevenir y controlar enfermedades fúngicas. Pero ojo, mejor aplicarlo cuando no haya sol fuerte para evitar quemaduras en las hojas.

Aquí van un par de consejos para que no metas la pata:

  • Asegúrate de hacer una prueba en una pequeña área antes de aplicarlo a toda la planta, que más vale prevenir.
  • Respeta las dosis recomendadas, que con el cobre menos es más.
  • El mejor momento para la aplicación es en pre-floración o después de la cosecha, para que la planta esté protegida y tenga tiempo de recuperarse.

Y por si te lo preguntas, el cobre también se encuentra de forma natural en el suelo, pero a veces hay que darle un empujoncito con fertilizantes. Solo que no te pases echando, porque puede llegar a ser tóxico para las plantas y el suelo.

Recuerda que cada planta y suelo son un mundo, así que lo que le va bien a uno no tiene por qué ser lo mejor para otro. La clave está en observar y conocer bien tus plantas, y con el tiempo, te aseguro que te dirán exactamente lo que necesitan.

Espero que ahora tengas más claro el rolazo que juega el cobre en el bienestar de tus plantas. Que no falte en tu jardín, pero ojo con pasarte. Cuídate y a tus plantas también, ¡nos leemos pronto!

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