¿Por qué se pudren los pimientos en la planta?

Imagina que estás esperando que esos pimientos que has cuidado con mimo se pongan rojos, jugosos y listos para la ensalada. Pero un día te acercas y, ¡pam! Te encuentras con que están empezando a pudrirse ahí mismito, colgados de la planta. Te preguntas, ¿qué está pasando aquí? Pues bien, vámonos directos al grano. Desde hongos hasta un exceso de agua, las causas pueden ser varias. Claro que el clima caprichoso, un mal drenaje, o incluso algún bichillo con malas intenciones también podrían estar detrás de este desaguisado. En este artículo vamos a desentrañar el misterio de los pimientos pochos y te voy a contar cómo puedes evitar que tus futuras cosechas acaben igual.
Riego de pimientos: Frecuencia ideal
Los pimientos requieren de un cuidado exacto en el riego para crecer sanos y evitar problemas como la pudrición. No hay una frecuencia única, ya que depende del clima, la etapa de crecimiento y el tipo de suelo. Pero te voy a contar cómo acertar con el riego.
Primero, toca el suelo antes de regar. Si aún está húmedo, espera. Los pimientos odian tener los pies mojados todo el tiempo. Una buena medida es regar cuando la capa superficial del suelo empieza a secarse, pero no dejar que se seque completamente.
En la etapa de crecimiento activo, generalmente necesitarán más agua. Eso puede ser cada 2-3 días en verano o en climas cálidos. En cambio, si el clima es más fresco o nublado, podrían estar bien con una vez a la semana.
Importante: El riego por la mañana es ideal. Así, las plantas aprovechan el agua durante el día y evitamos que la humedad nocturna favorezca enfermedades.
Usa un riego por goteo o un sistema de riego por exudación para mantener el agua lejos de las hojas y frutos. Esto reduce el riesgo de enfermedades que pueden llevar a la pudrición de los pimientos.
Y si estás cultivando en maceta, asegúrate de que tenga buen drenaje. Las raíces encharcadas son un billete directo a la pudrición.
Por último, ajusta el riego a las necesidades de tus plantas observándolas. Hojas caídas o marchitas pueden ser señal de falta o exceso de agua. Con práctica, sabrás leer lo que tus pimientos necesitan.
Así que, ni mucho ni poco, dale a tus pimientos el riego que piden y tendrás una cosecha de lujo.
Curando la tristeza en pimientos
Si te encuentras con pimientos que empiezan a ponerse mustios o mostrar signos de pudrición mientras aún están en la planta, probablemente estés lidiando con un caso de tristeza, también conocido como estrés hídrico o un problema de enfermedades fúngicas. No te agobies, porque hay formas de remediarlo.
Primero, echa un ojo a la hidratación. Los pimientos son sensibles a un riego irregular. Si te pasas o te quedas corto, las plantas reaccionan. Asegúrate de que el riego sea consistente. Un truco es usar la técnica de riego por goteo para mantener la humedad en un nivel óptimo.
Luego, el drenaje del suelo es crucial. Si el agua se estanca alrededor de las raíces, los pimientos no estarán nada contentos. Modifica el suelo con compost o arena para mejorar la aireación y el drenaje. Y, ¡ojo con la profundidad de plantación! Si entierras demasiado los tallos, favoreces la aparición de problemas.
La rotación de cultivos también es tu aliada. Si plantas pimientos en el mismo sitio año tras año, las enfermedades se acumulan y atacan. Cambia las plantas de sitio y verás cómo mejora su ánimo.
Si después de todo, los pimientos siguen con cara larga, puede ser hora de recurrir a fungicidas adecuados. Pero antes de echar mano de la química, prueba con opciones orgánicas como el extracto de ajo o el caldo bordelés, que pueden ser menos agresivos para el jardín y el medio ambiente.
En el caso de que nada funcione y la tristeza parezca una enfermedad viral, como el virus del mosaico del tabaco, la cosa se complica. Estos virus no tienen cura y lo mejor es arrancar la planta y empezar de nuevo, asegurándote de desinfectar bien las herramientas y el suelo para evitar que se propague.
Con estos consejos, tus pimientos deberían recuperar la alegría y seguir creciendo sanos y fuertes. Y recuerda, observa tus plantas a menudo, así podrás actuar rápido ante los primeros signos de tristeza.
Espero que con estos consejillos logres salvar tus pimientos de convertirse en puré antes de tiempo. Recuerda, buena ventilación, riego equilibrado y ojo con las plagas y enfermedades. Cuida esas bellas plantas y tendrás una cosecha de escándalo. ¡Venga, ánimo con el huerto!
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