Propiedades y efectos secundarios de la ortiga

Seguro que te has cruzado con la ortiga alguna vez y tal vez te ha dejado un recuerdo no muy agradable. Pero más allá de ese picor característico, esta planta esconde un montón de beneficios que merece la pena conocer. La ortiga no es solo una mala hierba, es una fuente rica en nutrientes y tiene propiedades que pueden ser un aliado para tu salud.
Pero oye, no todo es un camino de rosas, la ortiga también tiene sus efectos secundarios y hay que tenerlos bien presentes antes de meterla en nuestra rutina diaria. Así que, vamos a desgranar todo lo que esta planta puede ofrecerte y qué precauciones debes tener en cuenta. Te lo cuento con pelos y señales, para que puedas sacarle el máximo partido sin llevarte sorpresas.
Efectos secundarios de la ortiga
Aunque la ortiga tiene un montón de propiedades beneficiosas, no hay que olvidar que puede tener sus efectos secundarios. A ver, que no cunda el pánico, pero mejor estar al loro por si acaso. Para empezar, el contacto con las hojas puede provocarte una irritación de la piel que pica que no veas, con ronchas rojas y una sensación de quemazón. Eso es por los pelitos que tienen, que sueltan sustancias como histamina y ácido fórmico.
Si te pasas tomando infusiones o suplementos, podrías notar malestar estomacal o diarrea, porque la ortiga es diurética y purgante. Además, hay gente que podría tener una reacción alérgica, así que si eres de los que se alergizan con mirar un gato, haz una cata primero.
Y ojo con mezclarla con medicamentos, que la ortiga es muy suya y puede interactuar con anticoagulantes o medicinas para la tensión, por ejemplo. Embarazadas y lactantes, mejor que se abstengan de usarla, que no se sabe cómo puede afectar al bebé.
Si estás pensando en hacerte un cóctel de suplementos, ten en cuenta que la ortiga también puede afectar los niveles de azúcar en sangre y la presión arterial. Para los que tienen problemas renales, mejor consultar a un médico antes, porque la ortiga les puede dar más trabajo a los riñones.
En resumidas cuentas, la ortiga es una planta cojonuda, pero como con todo, mejor no pasarse y consultar con un profesional si tienes dudas o alguna condición especial. Y recuerda, si la tocas sin guantes, luego no digas que no te avisé de la picazón.
Ortiga y sus efectos en el cuerpo humano
La ortiga, esa planta que todos evitamos en el campo por su picor, resulta que es una auténtica mina para nuestra salud. A ver, te explico: tiene un montón de propiedades beneficiosas, pero como todo en esta vida, hay que usarla con cabeza porque también tiene sus pegas.
Para empezar, la ortiga es una fuente cojonuda de nutrientes. Está cargada de vitaminas (A, C, K y del complejo B), minerales como el hierro, magnesio, fósforo, calcio y sílice, y también tiene aminoácidos y antioxidantes. Vamos, que es casi un multivitamínico natural.
Si te metes en el rollo de las infusiones o suplementos de ortiga, vas a notar que tiene efectos diuréticos. Esto te viene de perlas si tienes problemas con la retención de líquidos o si quieres hacer una limpieza de tu sistema urinario. Pero oye, controla el tema porque si te pasas, te puedes deshidratar o alterar tus niveles de electrolitos.
¿Problemas con las articulaciones? La ortiga puede ser tu aliada. Hay estudios que sugieren que puede ayudar a aliviar los síntomas de la artritis. Y no solo eso, también se le conoce por dar un empujón al sistema circulatorio, mejorando la circulación sanguínea y reduciendo la presión arterial.
En el plano dérmico, si te haces una mascarilla o algo parecido, la ortiga puede ayudarte a combatir el acné y las afecciones de piel por sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas.
Ahora, no todo va a ser un camino de rosas. Si la tocas sin protección te puede dejar una buena serie de picores y ronchas por su contenido de histamina y ácido fórmico. Y si la consumes sin control, puedes tener efectos secundarios, especialmente si estás embarazada, das pecho o si estás en tratamiento con medicamentos para la diabetes o la tensión, porque la ortiga puede alterar esos tratamientos.
Así que ya sabes, la ortiga mola, pero con moderación y conocimiento. Si tienes dudas, habla con tu médico o con alguien que sepa del tema antes de lanzarte a probarla. Y recuerda, siempre es mejor prevenir que curar.
Duración del uso de ortiga
La ortiga, esa planta que a muchos les ha dado un pequeño susto al tocarla, tiene su fama por una buena razón. Y es que, además de los picores, tiene un montón de propiedades beneficiosas para la salud. Ahora, si estás pensando en usarla, ya sea en infusiones, como suplemento o en cremas, tienes que saber que no es para tomarla al tuntún. Hay que tener en cuenta el tiempo.
Para empezar, si la tomas en infusión, que es lo más común, lo suyo sería no pasarse de tres tazas al día. Y esto, mejor no hacerlo por un periodo que sea más largo de seis semanas. Luego, descansa un poco, que la ortiga es buena, pero todo en exceso cansa.
En cuanto a suplementos, la cosa cambia un poco. Aquí dependes de la concentración del extracto, así que mejor hacer caso a lo que diga el prospecto o lo que te recomiende el profesional de turno. Pero, por lo general, seguimos en esa onda de las seis semanas de uso continuado, con descansos intermedios.
Si la usas en crema o pomada para calmar la piel, es más flexible. Puedes aplicarla cuando lo necesites, pero si ves que la piel no mejora o se irrita, dale un respiro y consulta a tu médico.
Y claro, si estás embarazada, dando el pecho o tienes problemas de salud, antes de lanzarte a la aventura con la ortiga, mejor hablarlo con tu médico. No vaya a ser que lo que es un remedio termine siendo un lio.
Recuerda, la ortiga es una aliada, pero como con cualquier remedio natural, el uso responsable es la clave. Escucha a tu cuerpo y no te pases de la raya con los tiempos.
Espero que hayáis pillado buena info sobre las propiedades de la ortiga y también sobre sus posibles efectos secundarios. Acordaos de manejarla con cuidado para evitar picores y aprovechar al máximo sus beneficios.
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